Situación financiera
La estructura financiera del Grupo busca limitar los riesgos derivados de la incertidumbre de los mercados financieros tratando de minimizar los efectos potenciales adversos sobre la rentabilidad financiera. A lo largo de 2019, la compañía ha seguido trabajando para disponer de las herramientas y la flexibilidad que le permitan poder continuar con su objetivo de crecimiento y diversificación. En este sentido, el Grupo evalúa de forma permanente su estructura financiera y, de la misma manera, debe de estar en condiciones de poder mejorarla siempre y en todo momento, según el contexto de mercado y su propia evolución.
Saba ha registrado un resultado financiero superior en 2019, que se corresponde principalmente a la operación de crecimiento de 2018 y la consiguiente adquisición de las compañías en Reino Unido, Alemania, Eslovaquia y República Checa.
Los activos totales de Saba a 31 de diciembre de 2019 se sitúan en cerca de 1.595 millones de euros. El patrimonio neto consolidado a 31 de diciembre de 2019 asciende a 398 millones de euros, mientras que la deuda financiera bruta (deuda financiera contable sin pasivo por derivados) se sitúa en 706 millones de euros y la deuda financiera neta, en 607 millones de euros. En referencia a la distribución de la deuda, al cierre del ejercicio 2018 la deuda a largo plazo representa más del 72%, mientras que el vencimiento medio de la misma se sitúa en el año 2021. Para minimizar la exposición al riesgo del tipo de interés, Saba mantiene un alto porcentaje de la deuda en tipo fijo o fijado a través de coberturas, del 57%, por lo que no se estima que eventuales variaciones en los tipos de interés pudieran tener un impacto significativo en las cuentas de la compañía.