A cierre de 2016, los ingresos de explotación del perímetro de gestión de Saba se sitúan en los 236 millones de euros, mientras que el EBITDA alcanza los 124 millones de euros. Sin considerar la aportación de parques logísticos y el impacto de las desinversiones, es decir, en cuanto al negocio de aparcamientos, la cifra de ingresos ordinarios sería de 205 millones y la de EBITDA, de 94 millones, con un margen del 46%, que ha evolucionado de forma creciente en los últimos años y que es el más alto de todo el sector a nivel internacional. Las principales magnitudes de Saba reflejan, por una parte, este buen comportamiento del negocio y, por otra, los esfuerzos realizados por el conjunto de la organización en incrementar la eficiencia operativa del negocio, en implantar iniciativas que permitan a la compañía convertirse en referencia del sector, con particular énfasis en los nuevos sistemas de soporte, nuevas tecnologías y eficiencia energética, además de nuevas fórmulas e iniciativas comerciales, y en desarrollar una gestión activa de los contratos, enfocándose hacia el crecimiento. Saba invirtió 36 millones de euros en el ejercicio de 2016, un 18% en expansión.
(*) Con plusvalías por desinversión y aportación del negocio en activos logísticos.
(**) EBITDA proforma: beneficio de las operaciones + dotación amortización +/- variación deterioro de activos.
Saba formalizó en octubre de 2016 el acuerdo definitivo con Merlin Properties para la venta de Saba Parques Logísticos, sociedad que ostentaba la titularidad o participaciones en cinco parques logísticos por un importe de 115 millones de euros. En la transacción se incluyeron los activos de Cim Vallès (Barcelona) y Lisboa Norte en Portugal, así como las participaciones en los parques logísticos Parc Logístic de la Zona Franca (Barcelona), Sevisur (ZAL Puerto de Sevilla) y Arasur (Álava).
La venta de Saba Parques Logísticos forma parte del plan estratégico de la compañía para la reordenación de sus activos y refuerza la línea diseñada de crecimiento e internacionalización impulsada por Saba en los últimos años. Con esta transacción, Saba cerró así una etapa en la que ha llevado a cabo cuatro operaciones de desinversión sucesivas, que totalizan 300 millones de euros en fondos propios, maximizando el valor de esta línea de negocio, y que han permitido llevar a cabo operaciones significativas como las de Adif y Bamsa o CPE en Portugal, reforzando además la capacidad de Saba para seguir creciendo en la actividad de aparcamientos.
Tras varios ejercicios donde se han implementado exitosamente medidas de eficiencia centradas en la optimización y gestión del gasto, el Grupo se marca como nuevo reto potenciar sus tradicionales fuentes de ingresos mediante un mayor conocimiento del cliente, con una adaptación de la oferta a las necesidades de este colectivo y el uso de la tecnología a favor del mismo. Las tradicionales políticas de crecimiento selectivo, basadas en criterios de rentabilidad y seguridad económica y jurídica, así como las acciones orientadas a la gestión eficiente de las explotaciones y la innovación tecnológica continúan formando parte de las señas de identidad de Saba.
La estructura financiera del Grupo busca limitar los riesgos derivados de la incertidumbre de los mercados financieros tratando de minimizar los efectos potenciales adversos sobre la rentabilidad financiera. A lo largo de 2016, la compañía ha seguido trabajando para disponer de las herramientas y la flexibilidad que le permitan poder continuar con su objetivo de crecimiento y diversificación. En este sentido, el Grupo evalúa de forma permanente su estructura financiera y, de la misma manera, debe de estar en condiciones de poder mejorarla siempre y en todo momento, según el contexto de mercado y su propia evolución. Los activos totales de Saba a 31 de diciembre de 2016 alcanzan los 1.428 millones de euros. El patrimonio neto consolidado a 31 de diciembre de 2016 asciende a 562 millones de euros mientras que la deuda financiera bruta (deuda financiera contable sin pasivo por derivados) se sitúa en 553 millones de euros y la deuda financiera neta, en 357 millones de euros.
(*) Deuda financiera contable, sin pasivo por derivados.
En referencia a la distribución de la deuda, al cierre del ejercicio 2016 la deuda a largo plazo representa más del 90%, mientras que el vencimiento medio de la misma se sitúa en 2021. Para minimizar la exposición al riesgo del tipo de interés, Saba mantiene un alto porcentaje de la deuda en tipo fijo o fijado a través de coberturas, del 56%, por lo que no se estima que eventuales variaciones en los tipos de interés pudieran tener un impacto significativo en las cuentas de la compañía. La tasa de interés media ponderada en el Grupo al cierre del ejercicio 2016 se sitúa ligeramente por encima del 4%.
Deuda sin recurso
Tipo fijo
En cuanto a la gestión del riesgo, la Dirección Financiera del Grupo tiene como política cubrir todas las exposiciones significativas a los mismos (tipo de cambio, tipo de interés, crédito y liquidez) siempre que existan instrumentos adecuados y el coste de dicha protección sea razonable para los riesgos cubiertos.
Respecto al tipo de cambio, Saba opera en el ámbito internacional y posee activos en moneda extranjera únicamente en Chile, por tanto está expuesta a riesgo de tipo de cambio por operaciones con divisas, especialmente el peso chileno, así como por la inversión allí realizada. En este sentido, una variación de un 10% en el tipo de cambio euro/peso chileno respecto el considerado al cierre de 31 de diciembre de 2016 supondría un impacto en resultados poco relevante. El impacto en patrimonio por diferencias de conversión surgidas en el proceso de consolidación tampoco sería significativo.
Saba Infraestructuras tiene establecida una Política de Gestión de Riesgos basada en una metodología de identificación, análisis y evaluación de los diversos riesgos del negocio. Como riesgo se entiende aquel evento que puede impactar negativamente en el cumplimiento de los objetivos estratégicos del Grupo. La metodología seguida distingue entre riesgos inherentes y riesgos residuales en base al impacto y posibilidad de ocurrencia de los mismos. El conjunto de todos los riesgos se categoriza según diversas tipologías definidas previamente, estableciendo a su vez un grado de priorización, unos mecanismos de gestión y unos planes de acción orientados a reducir los diversos riesgos a un nivel aceptable.
Entre los riesgos que tiene detectados como de carácter inherente y prioritario destacan:
A 31 de diciembre de 2016, Saba Infraestructuras mantiene un capital social de 739.037.783 acciones ordinarias, pertenecientes a una única clase y serie, representadas en anotaciones en cuenta, de 0,10 euros de valor nominal cada una, totalmente suscritas y desembolsadas. El Consejo de Administración está autorizado para la adquisición derivativa de acciones propias de la Sociedad, así como de los derechos de suscripción preferente. No obstante, a fecha de cierre del ejercicio, la Sociedad no tiene acciones propias en autocartera.
Actualmente, Saba cuenta con alrededor de 3.500 accionistas, que representan el 1,2% de la estructura accionarial. La Oficina del Accionista está al servicio de los accionistas de la compañía para atenderles en todas aquellas cuestiones que les puedan ser de interés.
Durante el ejercicio 2016 se han atendido las preguntas de todos los accionistas, dando respuesta en un plazo máximo de 48 horas y canalizando hacia la Dirección Financiera las sugerencias recibidas.
Con una gestión claramente orientada a la calidad de servicio, la Oficina del Accionista dio respuesta en 2016 a 237 consultas, la mitad de las cuales han estado relacionadas con el proceso de compra-venta de acciones y un 25% relacionadas con solicitudes de información durante las Juntas Generales celebradas.
Consultas atendidas
por la oficina del
www.saba.eu
accionistas@saba.eu
+34 93 557 55 28