En 2020 y como consecuencia del impacto ocasionado por la pandemia de la Covid-19, la actividad de rotación comparable de Saba se redujo un 47% respecto a 2019, mientras que la cifra de abonados fue un 15% menor que en el ejercicio anterior.
En cuanto a las principales magnitudes del ejercicio 2020, y pese al impacto negativo de la crisis sanitaria, los ingresos de explotación ascienden a 198 millones de euros, un 34% inferiores a 2020, y el EBITDA se sitúa en 72 millones de euros, un 48% menos. Saba invirtió 31 millones de euros en el ejercicio de 2020, de los que 15 millones se destinaron a proyectos de expansión. Destacan los 7,5 millones de euros para la adquisición del aparcamiento “Gran Bulevar”, en Oviedo.
Aunque es evidente que las principales magnitudes de Saba se ven afectadas por la crisis sanitaria, la compañía ha mantenido los esfuerzos para incrementar la eficiencia operativa del negocio, implantar iniciativas que permitan a Saba convertirse en referencia del sector, con particular foco en los nuevos sistemas de soporte, nuevas tecnologías y eficiencia energética, además de nuevas fórmulas e iniciativas comerciales, y en desarrollar una gestión activa de los contratos, enfocándose hacia el crecimiento. En iniciativas comerciales se sigue insistiendo en el cierre de acuerdos en el ámbito de los nuevos usos y hábitos de movilidad (sharing, distribución urbana, microdistribución y carga eléctrica, entre otros).
La evolución del Grupo a corto y medio plazo viene condicionada por el contexto macroeconómico de cada país donde opera, junto con factores locales cuya incidencia es dispar. A estas variables hay que añadir, como factor sobrevenido en 2020, la pandemia mundial ocasionada por la Covid-19. Saba, en este ámbito, está realizando una supervisión constante de la situación y de los eventuales impactos, tanto financieros como no financieros, que la crisis sanitaria está provocando.
De la misma manera, Saba continuará con sus medidas de optimización y gestión del gasto. La adecuación de los canales de comercialización, con especial enfoque en la vía digital, así como de los productos a las demandas actuales, especialmente los destinados a cubrir las nuevas necesidades en pandemia, confirma una línea de trabajo orientada a la mejora continuada que debe traducirse en una mayor rentabilidad. Las tradicionales políticas de crecimiento selectivo, basado en criterios de rentabilidad y seguridad económica y jurídica, así como las acciones orientadas a la gestión eficiente de las explotaciones y la innovación tecnológica continuarán formando parte de los vectores de actuación de Saba.
La evolución del Grupo está condicionada por el contexto macroeconómico de cada país donde opera, junto con factores locales cuya incidencia es dispar
La estructura financiera del Grupo busca limitar los riesgos derivados de la incertidumbre actual causada por la pandemia. A lo largo de 2020, la compañía ha seguido trabajando para disponer de las herramientas y la flexibilidad que le permitan poder continuar con su actividad. Así, es de destacar el esfuerzo llevado a cabo en el ámbito financiero, con un exhaustivo control de la liquidez y la deuda, que permanecen estables a pesar de la situación excepcional, y la prolongación del vencimiento de las financiaciones existentes en el perímetro de aparcamientos en Europa (Club Deal).
Los activos totales de Saba a 31 de diciembre de 2020 alcanzan los 1.502 millones de euros. El patrimonio neto consolidado a 31 de diciembre de 2020 asciende a 347 millones de euros, mientras que la deuda financiera bruta (deuda financiera contable sin pasivo por derivados) se sitúa en 699 millones de euros y la deuda financiera neta, en 616 millones de euros.